Hay una tribu africana que tiene una costumbre bonita.
Cuando alguien hace algo perjudicial o errado, ellos llevan a la persona al centro de la aldea y toda la tribu viene y la rodea. Durante dos días, ellos le dicen todas las cosas buenas que él/ella ya ha hecho.
La tribu cree que cada ser humano viene al mundo como un ser bueno. Cada uno de nosotros, deseando seguridad, amor, paz y felicidad.
Pero a veces, en la busca de esas cosas, las personas cometen errores.
La comunidad ve aquellos errores como un grito de socorro. Ellos se unen entonces para erguirl@, para reconectarl@ con quien es realmente, hasta que él/ella se acuerde totalmente de la verdad de la cual se había desconectado temporalmente: “Yo soy buen@”.
Cuando alguien hace algo perjudicial o errado, ellos llevan a la persona al centro de la aldea y toda la tribu viene y la rodea. Durante dos días, ellos le dicen todas las cosas buenas que él/ella ya ha hecho.
La tribu cree que cada ser humano viene al mundo como un ser bueno. Cada uno de nosotros, deseando seguridad, amor, paz y felicidad.
Pero a veces, en la busca de esas cosas, las personas cometen errores.
La comunidad ve aquellos errores como un grito de socorro. Ellos se unen entonces para erguirl@, para reconectarl@ con quien es realmente, hasta que él/ella se acuerde totalmente de la verdad de la cual se había desconectado temporalmente: “Yo soy buen@”.
“Yo te respeto, yo te valorizo. Eres importante para mí.”
En respuesta las personas contestan SHIKOBA, que es:
“Entonces, yo existo para ti.”