lunes, 1 de octubre de 2012

HERACLES y los pájaros del Estínfalo



En la mitología griega, los pájaros del Estínfalo eran unas aves que tenían picos, alas y garras de bronce; sus plumas exteriores eran como dardos de acero; sus excrementos venenosos arruinaban los cultivos y también eran carnívoras. Poblaban la región y el bosque alrededor del lago Estínfalos. Eran aves monstruosas, las favoritas de Ares (*)  y, cuando estaban irritadas, lanzaban sus plumas como flechas. La gran dificultad era hacerlas salir del bosque donde se escondían.
Euristeo le ordenó a Heracles que exterminara los pájaros del pantano de Estínfalo.
Estos Pájaros destrozaban todas las cosechas y comían carne de humanos y rebaños. Eran el terror de la región.
Cuando Heracles intentó cazarlos lanzando sus afiladas flechas, éstas rebotaban en las plumas de acero exteriores que hacían las veces de una armadura. Solo eran vulnerables en su parte interna, o sea en su pecho.
Heracles no podía atravesar el pantano nadando porque estaba lleno de barro y tampoco podía caminar sobre él porque se hundía en el barro por su propio peso.
Sucedió que la diosa Atenea llegó al lugar estando allí el héroe, y éste le contó su problema. Es bien sabido que a Atenea le gusta meterse en las historias de los grandes hombres griegos, de forma que le regaló unas castañuelas de bronce hechas por Hefesto, para que hiciera ruído.
Hércules no sabía si aquello iba a funcionar, pero por si acaso se subió al monte y cuando, desde lo alto, tenía todo el lago a sus pies, empezó a tocar el instrumento. El ruído semejaba una selva ardiendo; los pájaros, espantados, se dirigieron a toda prisa hacia él, emitiendo agudos gritos. El héroe se defendió abatiendo a algunas de las aves con sus flechas, pero la mayoría de las aves salieron huyendo y no regresaron al lago.

Cuando Hércules regresó a Micenas para darle cuenta a Euristeo del cumplimiento de su misión vio que algunas aves del Estínfalo sobrevolaban el palacio de Euristeo, el cual, horrorizado estaba escondido en la tinaja, diciendo: 
- Decidle a ese insensato que se lleve de aquí a esos malditos pájaros.
Y como Hércules aún no había devuelto las castañuelas a Atenea, las tocó y los pájaros se marcharon.

(*) ARES: Hijo de Zeus y de Hera, dios de la guerra sangrienta y de la crueldad.

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