En la mitología griega, los pájaros del Estínfalo eran unas aves que tenían picos, alas y garras de bronce; sus plumas exteriores eran como dardos de acero; sus excrementos venenosos arruinaban los cultivos y también eran
carnívoras. Poblaban la región y el bosque alrededor del lago Estínfalos. Eran aves monstruosas, las favoritas de Ares (*) y, cuando estaban irritadas, lanzaban sus plumas como flechas. La gran dificultad era hacerlas salir del bosque donde se escondían.
Euristeo le ordenó a Heracles que
exterminara los pájaros del pantano de Estínfalo.
Estos Pájaros destrozaban todas las
cosechas y comían carne de humanos y rebaños. Eran el terror de la región.
Cuando Heracles intentó cazarlos lanzando sus
afiladas flechas, éstas rebotaban en las plumas de acero exteriores que hacían
las veces de una armadura. Solo eran vulnerables en su parte interna, o sea en
su pecho.
Heracles no podía atravesar el pantano nadando
porque estaba lleno de barro y tampoco podía caminar sobre él porque se hundía
en el barro por su propio peso.
Sucedió que la diosa Atenea
llegó al lugar estando allí el héroe, y éste le contó su problema. Es
bien sabido que a Atenea le gusta meterse en las historias de los
grandes hombres griegos, de forma que le regaló unas castañuelas de
bronce hechas por Hefesto, para que hiciera ruído.
Hércules
no sabía si aquello iba a funcionar, pero por si acaso se subió al
monte y cuando, desde lo alto, tenía todo el lago a sus pies, empezó a
tocar el instrumento. El ruído semejaba una selva ardiendo; los pájaros,
espantados, se dirigieron a toda prisa hacia él, emitiendo agudos
gritos. El héroe se defendió abatiendo a algunas de las aves con sus
flechas, pero la mayoría de las aves salieron huyendo y no regresaron al lago.
Cuando Hércules regresó a Micenas
para darle cuenta a Euristeo del cumplimiento de su misión vio que
algunas aves del Estínfalo sobrevolaban el palacio de Euristeo, el cual,
horrorizado estaba escondido en la tinaja, diciendo:
- Decidle a ese
insensato que se lleve de aquí a esos malditos pájaros.
Y como Hércules
aún no había devuelto las castañuelas a Atenea, las tocó y los pájaros se
marcharon.
(*) ARES: Hijo de Zeus y de Hera, dios de la guerra sangrienta y de la crueldad.
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