domingo, 25 de noviembre de 2012

Otro FINAL para el cuento "La rana y la serpiente"


Nos ha gustado mucho el cuento de "La rana y la serpiente", pero hemos pensado escribir otro final que refleje mejor el valor de la TOLERANCIA, así que los vamos a escribir en los comentarios de esta entrada para que tod@s podamos leerlos.

10 comentarios:

  1. Rafael Castillo Cebolla, 4ºA

    Cuando la serpiente le enseñaba cómo saltaba a su madre, llegó su padre y le preguntó que quién se lo había enseñado. La serpiente le dijo que una rana que había conocido.
    Al día siguiente, la rana y la serpiente se reunieron, pero ¡cada uno venía con su madre ¡ La madre rana le dijo a la otra madre que sus hijos no podían ser amigos. La madre serpiente comprendió por qué decía eso, así que les dijo a los tres que la siguieran al valle de las serpientes. Allí, la madre rana vio que las serpientes y las ranas estaban jugando juntas, y la madre serpiente le dijo a la de la rana que hacía casi dos años hicieron un tratado para que las ranas y las serpientes no se pelearan más. La madre rana le dijo a su hijo que sí podía ser amigo de la serpiente.

    FIN

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  2. Laura Villalba Navas, 4ºA

    LA RANA Y LA SERPIENTE
    (…..)
    -¡Mamá, mamá! mira lo que he aprendido.-y la rana contenta se lo enseñó.
    -Oye hija, ¿Quién te ha enseñado eso?-dijo la madre.
    -Una amiga, se llama serpiente.
    -No será… ¡una serpiente!
    -Si, al principio me pareció un poco rara, pero me divertí mucho con ella.
    La madre se dio cuenta que su hija se había hecho amiga de una serpiente.
    -Hija, desde siempre las serpientes se han comido a las ranas.-dijo la madre
    -Yo creo que ella neo había intentado comerme-
    -Bueno, a lo mejor, esa norma ha cambiado.
    Así que la madre dejó que su hija se encontrara con la serpiente.
    La serpiente cuando llagó a su casa le contó a su madre:
    -¡Mamá mira lo que me ha enseñado una rana.- dijo la serpiente.
    -¿Hija, pero no te la has comido?
    - ¿Qué dices, es muy simpática?
    -¿Simpática? – dijo la madre- Bueno a lo mejor es buena persona
    Al siguiente día la rana y la serpiente se encontraron.
    -¡¡Hola!! Dijeron las dos.
    -Yo he estado a punto de no venir.- dijo la serpiente.
    - Mi madre dice que tu podrías comerme – dijo la rana.
    - Mi madre también me lo ha dicho, pero yo nunca sería capaz de hacer eso.
    Y durante varios minutos empezaron a hablar, de los comentarios de sus madres en respecto a su amiga.
    - ¿Quieres un helado? Mi madre tiene -dijo la rana.
    - Si, me encanta luego podemos ver una peli.
    - ¡¡¡¡¡Siiiiiiiiiiiiiiii!!!!!!!!
    Y así fue que dos animales, distintos, aunque se podía comer uno al otro, fueron amigas para siempre.
    ¡¡¡¡¡Hasta la vejez!!!!


    FIN

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  3. José Manuel Rincón Suárez, 4ºA

    La rana y la serpiente

    Cuando el bebé rana le dijo a su madre que se podía arrastrar, ésta le dijo que quién le había enseñado eso y le dijo que era una serpiente quien se lo había enseñado. La madre le dijo que las serpientes eran muy simpáticas.
    Cuando el bebé serpiente llegó a su casa estaba saltando y al verlo su madre le preguntó que quién le había enseñado a saltar. El bebé serpiente le contestó que se lo había enseñado el bebé rana, entonces le dijo el bebé serpiente que las ranas eran muy bonitas.
    Al día siguiente, a las seis, se vieron de nuevo y jugaron muy felices y contentos.

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  4. Jorge Pruaño González, 4ºA
    La rana y la serpiente

    Cuando el bebé rana le dijo a su madre que se podía arrastrar, ésta le dijo que quién le había enseñado eso y le dijo que era una serpiente quien se lo había enseñado. La madre le dijo que las serpientes eran muy simpáticas.
    Cuando el bebé serpiente llegó a su casa estaba saltando, y al verlo su madre le preguntó que quién le había enseñado a saltar. El bebé serpiente le contestó que se lo había enseñado el bebé rana, entonces le dijo el bebé serpiente, que las ranas eran muy bonitas.
    Al día siguiente, a las seis, se vieron de nuevo y jugaron muy felices y contentos.

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  5. Iván Rodríguez Jiménez, 4ºA

    Las madres de los bebés se cruzaron por la calle y discutieron si sus bebés podían ser amigos o no. Las madres estaban sentadas en una silla, cuando vieron a los niños jugar y se lo estaban pasando muy bien jugando al escondite. Cada madre se lo pensó y al final las dos madres dijeron que los dos bebés podían ser amigos
    ¡Y los bebés saltaron de alegría!

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  6. Ángela Enamorado Acosta 4º A

    Final del cuento “LA RANA Y LA SERPIENTE”

    …Entonces la ranita llegó a su casa:
    -¡Mamá, mamá mira lo que hago!
    La rana de inmediato se tiró al suelo y empezó a andar como una serpiente.
    –Pero… ¿quién te ha enseñado a hacer eso?
    -Una serpiente super chula, su cuerpo…
    -Basta –le interrumpió la madre-, no quiero que vuelvas a hablar con esa serpiente.
    –Perooooo…
    –Y que no vuelva a enterarme que hablas con ella, -le volvió a interrumpir la madre-, ¿de acuerdo?
    -No mamá, no pienso dejar de hablar con mi mejor amiga
    -¿Tu mejor amiga, una serpiente?
    -Sí. Y, mamá, dime una cosa, ¿por qué no quieres?
    -Porque las serpientes nos comen.
    -¿Quéééé? Mamá, cómo nos van a comer una serpiente y no una cualquiera sino… ¡mi mejor amiga! -Otra vez, no es tu mejor amiga.
    -Vale mamá, supongamos que las serpientes nos comen, ¿seguro que no hay nada más?
    -Nada más ¿cómo?
    -Pues que si pasa algo con su cuerpo físico o algo de eso.
    -Noooo, bueno sí. Es que con ese cuerpo, esa lengua…
    -¡Mamá!
    -¿Quéééé?
    -Lo importante es lo de dentro, el corazón. No lo de fuera.
    -¡Oh!, llevas razón.
    -Pues claro, mamá, ¿quieres que cuando nos veamos mañana, invite a su familia a cenar?
    -Bueno vale. Y ahora corre a ducharte.
    Aunque le costó un poco, la madre de la ranita se dio cuenta de que lo importante es lo de dentro, no lo de fuera. Sin embargo la madre de la serpiente no.
    –Mami, mami, -gritó la serpiente.
    -¿Qué?
    -Mira, mira
    -Pero….¿qué haces saltando así?
    -Salto como una rana. Es que hoy he conocido a una de ellas. Y es mi mejor amiga, ¿lo sabías?
    -No, ni lo quiero saber. Es más, no quiero que te juntes con una rana.
    -¿Por qué?
    -¿Que por qué? Porque es una rana.
    -Y… ¿qué?
    -Pues…. Que…. Su cuerpo…
    -Mamá lo importante no es lo de fuera sino lo de dentro.
    -Vaya tontería, no quiero oír nunca más eso, ¿vale?, y vete a tu cuarto, ya es tarde.
    -Sí.
    Al día siguiente la ranita salió de su casa cuando…
    –Espera, -escuchó a lo lejos.
    -Sí, -dijo la ranita con miedo.
    -¿A dónde vas? -preguntó su madre con extrañeza.
    - A ver a mi amiga serpiente.
    -Ah, claro, corre.
    Cuando la rana llegó al sitio donde habían quedado no estaba allí. Pasó un rato y no vino la serpiente. Poco a poco las ranas, serpientes, peces pájaros… se fueron yendo hasta que la rana se quedó sola.
    –No es mi amiga y me ha dejado plantada, -pensó.
    Entonces la rana corrió para su casa. Llegó, abrió la puerta sin llamar y cerró de un golpe casi llorando.
    –Pero, se puede saber qué te pasa, -dijo la madre de la ranita, poniendo bien la alfombra que había puesto mal su hija.
    -Que no es mi amiga, y que la odio. Me ha dejado plantada, no ha ido.
    -Yo no lo diría tan rápido, -dijo su madre señalando a su cuarto de donde salía la serpiente.
    -Pero…. ¿Qué haces aquí?, -dijo la rana asombrada.
    -Pues que mi madre no piensa lo mismo que la tuya, y he tenido que venir a escondidas. Lo que pasa es que cuando llegué ya te habías ido y tu madre me invitó a merendar.
    La rana no dijo nada, se fue corriendo a abrazarla, sin embargo su madre sí dijo:
    -Corred, id a jugar que yo mientras voy a hablar con tu madre.
    -¿Qué?, no, mamá, no puedes, ¿ y si se enfada?
    -Entonces, ¿cómo lo soluciono?
    -No lo sé, pero hablando no.
    -Eh, que mi madre no se come a nadie, -dijo la serpiente.
    -Bueno, vale, -dijo la rana.
    Cuando pasó mucho rato se fueron a la casa de la rana y cuando llegaron… ¡estaba la mesa llena de comida, los padres de la rana y los padres de la serpiente! Entonces les explicaron que se habían hecho amigos y que se sentaron a comer.
    Desde entonces todas las semanas quedaban para cenar; claro, los padres, los niños ¡se veían todos los días!
    Y…Colorín colorado este cuento se ha terminado.

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  7. ÁNGELA CASTRO JIMÉNEZ, 4ºA
    - Diremos a nuestras madres que tenemos que querernos unos a otros, como hermanos- dijo la rana contentísima.
    - ¡Genial!- dijo la serpiente.
    - Adiós, mañana nos vemos, a ver si podemos jugar juntas.
    Cuando llegaron a casa se lo dijeron a sus madres.
    - Mamá, he hablado con mi amiga y me ha dicho que no pueden estar juntas una rana con una serpiente, -dijo la ranita triste-, se lo ha dicho su mamá.
    - ¿Lo ves?, te lo he dicho- dijo la madre rana.
    - Ya lo sé; pero yo quiero ser su amiga y es que me lo paso muy bien con ella, ¿por qué no podemos estar juntas? Tenemos el mismo derecho que otros animales.
    - ¡Nena no puedes estar con tu amiga y punto! -le contestó de nuevo la madre sin más explicación.
    Y lo mismo ocurrió en casa de la serpiente.
    A las bebés les daba igual lo que dijesen sus mamás; al día siguiente se volvieron a ver y jugaron hasta el cansancio, pensaron que tarde o temprano sus mamás aceptarían, que lo importante es que se querían mucho y tenían una gran amistad.
    ¡SEGUÍAN SIENDO AMIGAS!

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  8. Me ha encantado esta actividad.Cuando leímos el cuento yo, y me imagino que todos, nos dio un poco de pena por como termina el cuento.Por eso decidimos, entre todos, hacer oto final de el cuento para que terminase bien.
    Por supuesto nos encantó tener que usar la imaginación para crear otro final;aunque yo...¡ME CANSE UN POCO A LA HORA DE ESCRIBIRLO!


    ÁNGELA ENAMORADO ACOSTA 4ºA

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  9. No me dan bien las respuestas las quiero bien para mejorar el aprendizaje de mi hija

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